Ejercitando el Espíritu

Ejercitando el Espíritu: Cómo Fortalecer Nuestra Vida Espiritual

En el mundo de hoy, la idea de ejercitar el cuerpo está más presente que nunca. Las rutinas de aeróbicos, las secuencias para fortalecer los músculos y los beneficios del ejercicio físico son temas que se mencionan a diario. Sin embargo, rara vez nos detenemos a pensar: ¿cómo ejercitamos nuestra vida espiritual? ¿Qué prácticas podemos incorporar para mantener saludable nuestra alma?

Es curioso que hace más de 500 años, un ex-militar herido en batalla encontró una manera de “ejercitar” su vida espiritual. Iñigo López de Loyola, más conocido como San Ignacio de Loyola, desarrolló los muy conocidos Ejercicios Espirituales —una rutina que, lejos de ser física, es un ejercicio profundo para acercarnos a Dios y fortalecer nuestra relación con Él. Lo que comenzó como una práctica personal, ha trascendido el tiempo y sigue vigente hoy, ayudando a millones a cultivar una vida espiritual más sana y profunda.

El Llamado a Vivir los Ejercicios Espirituales

Este año, el Jubileo tiene como objetivo devolver la esperanza a los corazones, vivir un peregrinaje hacia Dios y alcanzar indulgencias que perduren en el tiempo. Y, ¿qué mejor manera de participar en este peregrinaje espiritual que a través de los Ejercicios Espirituales Ignacianos? El Papa Francisco ha incluido esta práctica como una de las actividades recomendadas para ganar la indulgencia plenaria, junto con la peregrinación, entre otras.

En sus palabras, el Papa ha señalado que los Ejercicios Espirituales se basan en dos pilares: el amor y el servicio. Él afirma que “Jesús sale a nuestro encuentro y rompe nuestras cadenas”, invitándonos a salir de nosotros mismos, levantarnos y caminar hacia los demás, acercándonos con amor y misericordia, abriendo canales de la gracia divina.

El Corazón de los Ejercicios Espirituales: Discernimiento y Oración

San Ignacio enseñaba que los Ejercicios Espirituales no son simplemente una serie de ejercicios mecánicos; son una profunda invitación a vivir en fe, esperanza y amor, y a compartir los frutos de esa vivencia con otros. Como él mismo decía: “Los Ejercicios Espirituales son todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender”.

David L. Fleming, en su interpretación de los ejercicios ignacianos, nos recuerda que esta práctica comienza con una visión fundamental de nuestra vida y nos dirige hasta la contemplación. A través de la oración, la reflexión y el discernimiento, los Ejercicios Espirituales nos permiten crecer en nuestra relación con Dios.

Una de las primeras herramientas que San Ignacio nos deja es el Examen, una práctica diaria en la que buscamos discernir la presencia de Dios en nuestra vida cotidiana. A través del Examen, somos capaces de ver cómo Dios se manifiesta en las pequeñas acciones del día a día, invitándonos a reconocer y agradecer su presencia.

Un Viaje Espiritual que Trasciende el Tiempo

Los Ejercicios Espirituales Ignacianos no son una práctica reciente; son una tradición de más de 500 años, pero siguen siendo increíblemente relevantes hoy. El Papa Francisco y muchos otros líderes espirituales nos invitan a recorrer este camino, a hacer de nuestra vida un ejercicio continuo de crecimiento espiritual.

En este blog, te invitamos a acompañarnos en este viaje. A lo largo de las próximas semanas, exploraremos más a fondo el proceso de discernimiento, la importancia de la oración y cómo podemos integrar estos Ejercicios Espirituales en nuestra vida diaria. Mientras tanto, sigamos caminando como peregrinos, siempre con la mirada puesta en Cristo, fortaleciendo tanto nuestra vida espiritual como nuestra capacidad para servir y amar a los demás.

Conclusión

El ejercicio físico fortalece el cuerpo, pero el ejercicio espiritual fortalece el alma. Al incorporar los Ejercicios Espirituales en nuestra vida, podemos descubrir una nueva intimidad en nuestra relación con Dios. Este año, más que nunca, es un buen momento para hacer de nuestra vida un peregrinaje de fe, esperanza y amor. ¡Acompáñanos en este camino de crecimiento espiritual y en la búsqueda constante de una vida más plena en Cristo!

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